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Comienza a Practicar la Meditación Mindfulness

Cultivar Mindfulness, o atención plena es una forma aparentemente fácil de relacionarse con toda experiencia que puede reducir el sufrimiento y preparar el terreno para una transformación personal positiva.

Se trata de un proceso psicológico central capaz de alterar la manera como respondemos a las dificultades inevitables de la vida no sólo a los problemas existenciales cotidianos, sino también a problemas psicológicos graves.

Mindfulness no es algo nuevo, forma parte de lo que nos hace humanos: la capacidad de ser completamente conscientes y atentos. Desafortunadamente, habitualmente sólo estamos en ese estado durante períodos breves de tiempo y somos reabsorbidos rápidamente en ensoñaciones cotidianas y narrativas personales. La capacidad de conciencia sostenida momento a momento, principalmente en medio de la agitación emocional es una habilidad especial. Por suerte, estamos ante una habilidad que puede aprenderse.
Mindfulness es un aspecto central de la tradición de 2.500 años de la psicología budista. La palabra mindfulness, teniendo en cuenta la complejidad de su significado, tiene sus orígenes en la palabra sati proveniente del idioma índico pali. Sati establece el séptimo factor del noble óctuple sendero que es el núcleo de los preceptos que budismo sugiere para extinción del sufrimiento, mismamente nombrado en las Cuatro Nobles Verdades, donde el Noble Óctuple Sendero integra varias prácticas o actitudes a seguir en referencia al tema que nos concierne.
Desde un punto de vista científico, definimos mindfulness como un estado en el que el practicante es capaz de mantener la atención centrada en un objeto por un periodo de tiempo teóricamente ilimitado, o de acuerdo con Kabat-Zinn mindfulness es: “Prestar atención de un modo particular, con un fin en el momento presente y sin juzgar” haciendo énfasis en los elementos tales como: atención, presencia y no juzgar.
Podemos hablar sobre mindfulness, pero para entender verdaderamente de lo que estamos hablando, tenemos que experimentarlo directamente. El motivo es que mindfulness apunta hacia algo intuitivo y pre-conceptual. Con una práctica comprometida, cada uno de nosotros puede descubrir gradualmente cómo ser cada vez más consciente en la vida, incluso ante situaciones de sufrimiento significativo.
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¿Cuáles son los beneficios de la práctica?

La práctica de mindfulness puede aportar potenciales beneficios cognitivos, emocionales y psicológicos, entre otros.

Más tiempo «viviendo el momento presente». Una de las características distintivas de los meditadores expertos su capacidad para experimentar emociones negativas sin quedarse necesariamente «atrapados» por ellas. Capacidad que tiene implicaciones significativas para el tratamiento de formas comunes de psicopatologías, en particular trastornos de ansiedad y de estado de ánimo (depresión).

Ambas familias de trastornos implican formas excesivas de rumiación fundamentada en los pensamientos negativos. Mindfulness incorpora técnicas que brindan las claves para reducir la tendencia a la rumiación. De hecho, mindfulness ayuda a disociar la experiencia del momento presente del sentido del sí mismo narrativo. Eso revela cómo ayuda a los individuos a centrarse en su experiencia actual en lugar de hacerlo en los pensamientos negativos relacionados con experiencias pasadas o con preocupaciones futuras.

Mayor afecto positivo. Si bien en los que practican meditación a largo plazo observan niveles más elevados de ecuanimidad y de bienestar como resultado de la práctica, una medición objetiva del vínculo entre mindfulness y afecto positivo no resulta fácil de cuantificar. Sin embargo, algunos estudios sugieren que la práctica de mindfulness ayuda a fomentar un afecto positivo, incluso en las poblaciones clínicas.

Menos reactividad de estrés. Cultivar la ecuanimidad aumenta la capacidad del que lo practica de vivenciar los acontecimientos negativos con menor reactividad. Es de suponer que esas personas están menos «atrapados» en pensamientos recurrentes que prolongarán su activación autonómica.

 – Mejor vitalidad cognitiva. La práctica la meditación en forma regular protege contra la disminución del corte cerebral que ocurre normalmente en la vejez. En un estudio en 2005 se descubrió entre los meditadores una región de la corteza prefrontal que parecía no ser afectada por la disminución de corteza cerebral normal relacionada con la edad. Esto sugiere que meditación puede proteger contra la disminución de la corteza cerebral relacionada con la vejez.

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