“El arte es un camino para liberarse del estado de infelicidad propio del hombre, siendo la creación artística una de las formas más profundas de conocimiento; es la reconciliación entre voluntad y conciencia, entre objeto y sujeto, alcanzando un estado de contemplación, de felicidad”.
Arthur Schopenhauer
Nos hacemos la pregunta: ¿Qué es arte?
Para poder responderla Danto, el crítico de arte y profesor de filosofía presenta su propia teoría del arte con la que trata de dar cuenta de unas condiciones de posibilidad del arte válidas para toda época, y que consiste en el paso de la estética de la forma a la estética del significado.
Danto proclamó el fin del arte, es otras palabras, el fin de la narrativa que decía al arte cómo debía ser.
Desde ese contexto, vamos a observar como en la disposición fundamental del arte contemporáneo del siglo XX, empieza a tener más relevancia el proceso formativo y su constitución que el producto final.
Se hace cada vez más presente la idea de la desmaterialización de la obra de arte, con creencias que convergen en la ruptura con la pintura y, consecuentemente, en la necesidad de comprender el arte como una actividad de pensamiento más que como una representación-interpretación de la realidad.
«Todos seres humanos somos artistas, y cada acción ejecutada, es una obra de arte».
Joseph Beuys
Umberto Eco alrededor del año 1962 difundió la categoría de obra abierta, haciendo referencia a la polisemia, en otras palabras, a la multiplicidad de significados y lecturas de la obra de arte. El arte puede tomar cualquier forma sin tener en cuenta un estilo determinado.
“De ahí, daríamos el paso hacia la concepción de un mundo, en el que el ejercicio de la creatividad sería una cuestión abierta y plural; ante el nuevo supuesto otorgado por el arte contemporáneo del siglo XX, en donde la creatividad implica algo más que una nueva producción de cosas u objetos materiales. Lo que supone, es una manipulación de signos, para dar inicio, simultáneamente, al universo de sentidos, en los distintos procesos artísticos”.
(Urbina)
El arte nos empuja a experimentar la realidad de una manera directa a través de los sentidos, donde el tacto, la vista, el movimiento, el oído se convierten en vehículos que nos van a llevar hacia el descubrimiento de una nueva realidad.
Parar y reconectar con nuestros sentidos, considerados por Aristóteles el origen del conocimiento, puede culminar en una nueva relación con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea y, por ende, en la transformación de nuestra realidad.
El sentido más profundo del arte es enseñarnos a estar presentes y brindar las oportunidades para encontrar el significado, o el propósito vital.
Ese paso de la mente a los sentidos hace que conectemos con nuestro interior, con nuestra intuición, nos volvamos más inspirados y creativos. Nos disponemos a trascender las fronteras de lo preestablecido, los límites del pensamiento, y a crear una nueva relación con nosotros mismos.